Agustina 15 años - 14.04.2012
Cómo fueron estos últimos 15 años, por dónde empezar…
Sin dudas ese 14 de Abril de 1997 fue uno de los días mas importantes de mi vida, un día marcado por una luz especial, un día en que mi corazón se llenó de felicidad, un día en que se disiparon todos los miedos que arrastraba mi experiencia pasada, un día precedido de mil noches de sueños postergados, de anhelos sin limites y angustias contenidas.
Había llegado el momento que esperamos durante nueve largos meses, por fin de iba a tenerte en mis brazos y así revivir viejos sentimientos que la memoria, generosamente, devolvía a mi mente poniéndolos a mi disposición para deleite de mi corazón. Sentimientos que una vez mas se renovaban, alimentando nuevas experiencias de riqueza inconmensurable, que con el pasar de los años, llenarían mis arcas de innumerables vivencias, aumentando hasta niveles incalculables mi tesoro mas preciado, el orgullo de ser padre.
Cuando por primera vez te tomé en mis brazos, fueron tantas las sensaciones que pasaron por mi mente, que inexplicablemente la efímera humildad de saberme un hombre afortunado, dio paso a una vanidad que crecía minuto a minuto hasta límites peligrosamente agradables, haciéndome sentir una vez mas, el hombre mas feliz del universo.
Con el pasar de los años, fuiste mentora y protagonista de las mas inverosímiles ocurrencias infantiles. La picardía y dulzura de tus ojitos color caramelo, fueron condimentos esenciales de esas inocentes travesuras, que supieron conquistar, con la invalorable complicidad de tu sonrisa, el amor de cada persona que te conocía, volviéndote inolvidable.
Fuiste y eres orgullo latente de este incondicional admirador de tus variadas expresiones artísticas como dibujos, esculturas, manualidades y un sinfín de obras de verdadero arte, que sin dudas son la contundente muestra de una habilidad innata y de la creatividad de tu imaginación que un día dejó escapar tantas ideas maravillosas.
Tu comunicación creativa y natural con los mas pequeños, compartiendo generosamente tus conocimientos y tu destreza marcial, te llevaron a ser la admiración de un montón de pequeños fieles seguidores, que incondicionales a la dulzura de tu trato, obtuvieron formidables logros deportivos y personales.
Alguna vez tuve la loca idea de imaginarte siempre pequeña, con la ilusión egoísta de tenerte eternamente a mi lado; pero el tiempo, con su cruel cordura, me susurró al oído su paso inevitable y con la misma convicción con que blanqueaba mi pelo, te puso frente a mis ojos, borrando esa absurda ilusión con la hermosa realidad de tu adolescencia.
Te quiero tanto, que ese amor alimenta la avaricia de creer que ese sentimiento es solamente mío, cuando en realidad cada persona que tuvo y tiene el privilegio de conocerte, cae rendida ante tu ternura y don de buena gente.
Gracias por ser tan buena hija, por haberme regalado estos 15 maravillosos años de tu vida y por el orgullo que cada día siento de ser tu padre.
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