Él no le pertenece

04.12.2022 15:15

Ella lo esperaba en la cama, con su más atrevido y sensual atuendo, dejando entrever su desnudez, insinuando y provocando sin llegar a mostrar nada.
Con voraz inquietud por entregarse a sus brazos, veía pasar los minutos odiando el reloj que los consumía. 
La tranquilizaba saber que se acercaba el momento de entregarse al hombre que tanto le hacía sentir en la cama. 
En su mente, imaginaba el deambular de esas manos por su cuerpo, acariciando su piel, besando sus pechos hasta dejarlos erectos, acariciando el punto más sensible de su intimidad, jugando con la lengua entre sus piernas. Extasiada de placer, transitaba ese periplo entre realidad e inconsciencia, gozando cada orgasmo que él lograba arrancar de lo más profundo de su ser.
Y se despertó agitada, transpirada y fue tan grande la excitación que había experimentado, que sintió empapada su entrepierna. Agotada, se volvió a recostar esperando a su amante.
Entre las sábanas mojadas de su propia pasión, se dió cuenta que la cama seguía tan desierta como desordenada; miró nuevamente aquel reloj que la seguía torturando, y con la soledad como única compañera y una lágrima cayendo por su mejilla, comprendió que él, esa noche, no iba a llegar. 

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