EL TRAJE AZUL

08.08.2019 20:24

 

Los Villalba eran una típica familia de clase media, que hacía décadas vivía en la misma casa del barrio Las Palmas, en Montevideo. Esteban Villalba, hacía mas de 20 años trabajaba como encargado de depósito en la Empresa Minora, importadora de productos electrónicos.
En el último año, Esteban fue ascendido a Gerente de distribución, cargo que le significó un aumento en sus ingresos; gracias a ello, en este corto tiempo, habían ahorrado lo suficiente como para cumplir el sueño de su única hija Romina, tener una gran fiesta para sus 15 años, a la que invitarían a toda la familia y los vecinos del barrio. 
Se acercaba la fecha de la fiesta y Mariana Aguirre, única prima de Esteban Villalba, aún no había conseguido ropa ni para ella ni para sus hijos Inés y Alejandro; era el cumpleaños de 15 años de la prima Romina y no podían faltar.

 

14 años antes

En la década de los 80, Mariana Aguirre, se había casado con Jorge Estevez, pintor de profesión; de este matrimonio nacieron tres hijos, dos niñas y un varón.
Jorge y Mariana, a través de uno de los vecinos de su primo Esteban, habían alquilado una casa en Las Palmas, muy cerca de la suya. En el vecindario, Jorge era considerado un hombre amable y trabajador; su esposa Mariana, un ama de casa ejemplar y dedicada.
A pesar de no tener un empleo fijo, con sus trabajos de pintura Jorge mantenía con dignidad a su familia.
Luego de unos años, esta situación cambió radicalmente; la economía del país se deterioró, el desempleo aumentó dramáticamente y los trabajos de pintura de Jorge comenzaron a mermar notoriamente.
Al poco tiempo, para poder criar a sus tres hijos, Mariana consiguió un empleo en el supermercado del barrio. Jorge empezó a beber y a celar de forma enfermiza a su esposa; mientras estaba sobrio seguía siendo tipo agradable, pero eso cambiaba de forma alarmante cuando ingería alcohol.
Su adicción y la falta de trabajo como pintor, sumado a lo poco que ganaba Mariana en el supermercado, acentuaron los problemas económicos de la familia Estevez; esto provocó que Laura, su hija mayor, con apenas 16 años, se fuera de la casa.  
Desde hacía algún tiempo, Mariana relataba con detalles su desgraciada vida a los vecinos del barrio; poco a poco todos conocieron su triste historia de violencia.
En varias ocasiones vieron a Mariana con golpes y moretones, pero como ella nunca había denunciado a Jorge, no se metían. La gente comentaba que Mariana, como tantas otras mujeres en su misma situación, no denunciaba al esposo porque no quería que el padre de sus hijos terminara preso.
Era casi la medianoche de un Jueves cualquiera; Mariana lloraba en un rincón del dormitorio mientras Jorge dormía por su borrachera; sus hijos Inés de 11 años y Alejandro de 6 años, descansaban en su habitación.
Pero la madrugada de ese Viernes, no sería como cualquiera. Luego de secar sus lágrimas, Mariana se acercó lentamente a la cama donde Jorge dormía, en su mano tenía una cuchilla que poco antes había tomado de la cocina; lo miró por un instante y sin pena ni remordimiento, le enterró el frío metal en el pecho.
Jorge abrió los ojos por un instante y pareció mirarla con asombro, sin comprender lo que sucedía; Mariana vio como las pupilas de su esposo se dilataban y en un instante, la vida escapaba de su cuerpo.
Sus hijos dormían en la habitación contigua, sin enterarse de nada, ajenos totalmente a aquel horrendo crimen.
Para justificar la repentina ausencia de Jorge, Mariana dijo a sus dos hijos, que su padre había viajado a Italia en busca de la oportunidad de trabajo que aquí no tenía.
Durante los siguientes días, Mariana se encargó de divulgar por el barrio la misma historia inventada a sus hijos; uno de los tantos detalles que comentó a sus vecinos, fue que el día que su esposo viajó a Italia, vistió el elegante traje azul que había comprado para su casamiento con ella.
Pasaron unos meses y Laura, la hija mayor del matrimonio, luego de fracasar en su intento por independizarse y aprovechando que su padre estaba en el exterior, hizo caso al pedido de su madre y volvió con su familia.
Al principio, Laura se asombró por aquel repentino viaje a Italia de su padre; ¿Cuál era el contacto que él tenía en ese país?, ¿de dónde había sacado el dinero para el viaje?; esas eran algunas de las interrogantes que la hacían sospechar la veracidad de la historia contada por su madre.
Luego de tratar en varias oportunidades contactarse con su padre y no tener éxito, Laura decidió hacer la denuncia policial por su desaparición.
La investigación que se realizó en ese momento, no tuvo avances significativos; la policía ni siquiera pasó el caso presentado por Laura al Juez y luego de un tiempo en el que no se logró comprobar que Jorge estaba desaparecido, todo quedó en la nada.

 

14 años después

Mariana y sus hijos, Inés y Alejandro, llegan a la fiesta de la prima Romina; compartieron mesa con Laura, su esposo Martín y su pequeña hija Belen.
Cuando Laura los vio entrar al salón, algo le llamó mucho la atención; Alejandro, su hermano menor, llevaba puesto un impecable traje azul, el mismo que supuestamente años antes, su madre le había dicho que Jorge, su padre, había utilizado al viajar a Italia. Al ver aquel traje azul, Laura supo que algo extraño había pasado con su padre.
Días después del cumpleaños, Laura Estevez se presentó en el Juzgado, esta vez acompañada por un abogado contratado por su esposo Martín. El profesional planteó la inquietud de su cliente y solicitó por medio de un escrito, una nueva investigación sobre la desaparición 14 años atrás, del Sr. Jorge Estevez.
El Juez de la causa, después de estudiar la denuncia presentada, ordenó a la policía reabrir el caso y comenzar nuevamente las indagatorias y los interrogatorios.
Esta vez, los investigadores bajo la supervisión del juzgado penal, descubrieron que en la Dirección Nacional de Migraciones no existía ningún registro sobre la supuesta salida del país del Sr. Jorge Estevez 14 años antes; lo que contradecía la declaración hecha en aquel entonces por su esposa Mariana.
Los vecinos dijeron que en aquel momento les había sorprendido el viaje repentino de Jorge, pero todos creyeron la historia que Mariana les había contado en reiteradas ocasiones; ninguno imaginó el secreto que ella ocultó en el fondo de su casa durante todos esos años.


14 años antes

La madrugada del Viernes, luego de asesinar a su esposo, Mariana hace una llamada telefónica - Soy yo, está hecho… - Al poco rato, Ruben Sanchez, un compañero de Mariana del supermercado en el que trabajaba, entra por la puerta del fondo. Mariana lo abraza y le da el cuchillo ensangrentado que minutos antes, había clavado en el cuerpo de Jorge - Acá está el cuchillo, hay que enterrarlo con el cuerpo… 
Entre los dos envolvieron el cadáver en la propia frazada que lo cubría cuando había muerto y lo arrastraron al fondo de la casa donde lo enterraron.

 

Unos meses antes

Desde hacía un tiempo, Mariana mantenía una relación con Ruben Sanchez, uno de sus compañeros del supermercado. Ella le había contado sobre el maltrato que sufría permanentemente de parte de su esposo Jorge, eso hizo que él se acercara, al principio como confidente pero al poco tiempo, comenzaron una relación amorosa.
Cansada de las necesidades que pasaba por la falta de trabajo y que su esposo Jorge estuviera todo el día borracho, Mariana ideó un plan macabro para deshacerse de él y poder cambiar su vida; inventó una historia de violencia que en realidad, nunca existió.
Luego de quedarse prácticamente sin trabajo, Jorge había caído en un estado depresivo que lo llevó al alcoholismo. A pesar de tomar hasta emborracharse, nunca se ponía violento, simplemente bebía hasta quedarse dormido.
Para hacer creíble la historia inventada, Mariana llegó a provocarse heridas y marcas para que sus vecinos y su amante las vieran, acusando a Jorge de provocarlas.
Poco a poco fue alimentado el odio de Ruben hacia Jorge, hasta que logró convencerlo de que su vida había llegado a un punto sin retorno y él era el único que podía ayudarla a salir de ese martirio.
Tenía todo planeado para deshacerse de su esposo, solo debía convencer a Ruben para que la ayudara a hacerlo. 
Una tarde, en el deposito del supermercado donde habitualmente se encontraba con su amante, Mariana le muestra a Ruben las marcas de golpes que supuestamente el día anterior le había provocado su esposo. Ese fue el detonante para que Ruben aceptara la propuesta.
- Está bien, vamos a hacerlo… - Le dijo mientras acaricia su rostro, en el lugar donde se podía apreciar la marca de un golpe - No voy a permitir que sigas soportando el maltrato de ese maldito…
Mariana había logrado lo que se había propuesto cuando ideó su macabro plan, tener una alternativa para el caso de que las cosas no salieran como ella lo había planeado; si se descubría el crimen, ya tenía a la persona a quien iba a inculpar.
Estaba todo listo, esa noche Ruben la ayudaría a deshacerse del cadáver de su esposo - Esta noche dejo la puerta del fondo abierta… - Le dijo; él aceptó sin dudarlo, ignorando que esa decisión, algún día cambiaría por completo su vida.

 

14 años después

Mariana Aguirre fue detenida en su domicilio del barrio Las Palmas. En el interrogatorio confesó la muerte de su esposo, culpando del crimen a Ruben Sanchez, quien por aquel entonces era su amante.
Declaró ante el Juez, que Ruben había matado a su esposo en un arranque de celos, clavando un cuchillo en el pecho de Jorge mientras dormía. También dijo que el cuchillo que había utilizado y tenía las huellas de Ruben, estaba enterrado con el cadáver.
Cuando el Juez que le tomaba declaración le pregunta porqué no había denunciado el hecho cuando ocurrió, para justificarse Mariana dijo que Ruben la había amenazado con lastimar a sus hijos, agregando que además, la había obligado a ocultar el cuerpo de Jorge en el fondo de su propia casa.
Luego de detener a Ruben Sanchez por homicidio, la policía con la ayuda de los bomberos, se hicieron presentes en la casa del barrio Las Palmas, donde según la declaración dada por Mariana, se encontraban los restos del cadáver de su esposo Jorge.
Un vocero de la policía declaró a los medios de prensa presentes en el lugar, que se habían encontrado los restos óseos de una persona adulta; estos restos fueron llevados a la morgue judicial para verificar por medio del ADN proporcionado por su hija Laura, que efectivamente pertenecían al Sr. Jorge Estevez, desaparecido 14 años atrás. 
El juez del caso, luego de procesar las pruebas y las declaraciones de los involucrados, resolvió procesar sin prisión a Mariana Aguirre, por un delito de encubrimiento; Ruben Sanchez, a pesar de haberse declarado inocente, luego de que Mariana lo culpara del crimen de su esposo Jorge Estevez, fue procesado por homicidio y condenado a 35 años de prisión.

FIN