LA CASA DEL GATO NEGRO
A una chica que pasa a diario por una casa que da la apariencia de no estar habitada, siempre le llamó la atención un gato negro que veía alrededor de esa vivienda.
Una noche en que la chica volvía a su casa, al pasar cerca de la casa fue atacada por dos individuos en una moto, intentando robarla. Como de la nada, apareció un joven para rescatarla. Ella nunca lo había visto antes, pero de inmediato se siente atraída hacia aquel extraño héroe.
La atracción es mutua y comienzan una relación. Una relación que les depararía muchos problemas.
El muchacho pertenecía a la familia que habitaba la casa, una familia muy particular, que arrastraba desde hacía varias generaciones, una maldición que se remontaba a la época medieval, cuando un poderoso mago había lanzado un hechizo sobre el herrero de un pueblo llamado St. Leonard’s, en el condado de Essex (Islas Británicas).
El primogénito de cada generación de su familia, al cumplir los 21 años, con el alba de cada nuevo día, se convertiría en un gato negro.
Los gatos negros, en aquella época en que se lanzó el hechizo, eran símbolo de lo oculto y lo malo, por lo que serían siempre perseguidos.
La terrible maldición pasó de generación en generación, condenando a igual destino a mujeres y hombres integrantes de aquella desgraciada familia.
El joven que salvó a la indefensa chica, era un descendiente de aquel herrero medieval y vivía junto a su familia, en la extraña casa.
Ahora él debería decidir entre contarle toda la verdad a la chica que había salvado y esperar que el amor que sentía por él, fuera lo suficientemente grande como para aceptarlo tal como era, o seguir su triste destino y abandonar al verdadero amor.
Lo que ninguno de los dos sabía, era que la chica era descendiente del malvado hechicero, y por sus venas corría la única esperanza para romper aquella horrible maldición.