MUERTE PREPAGA
Rosario Pereira, una octogenaria que vivía sola en una hermosa casa en la zona de Malvín, fallece repentinamente en un Sanatorio de la ciudad de Montevideo.
Esta situación no parece un hecho extraño para una anciana se su edad; sin embargo, los acontecimientos que sucedieron antes de este desenlace, parecen llevar a otra conclusión sobre lo ocurrido.
6 meses antes…
El timbre suena en la casa de Rosario. Estaba cocinando; baja el calor de la hornalla y deja de revolver la sopa de verduras que estaba casi lista - Ya voy… - Grita para que quién estaba tocando a su puerta, supiera que ya iba a atender.
Debido a la creciente inseguridad que reinaba en la zona, ya era costumbre que Rosario observara por la ventanilla de la puerta antes de abrirla. Al asomarse, observa a dos señores vestidos con elegantes trajes.
Rosario vivía sola; no tenía familia ya que ella era viuda, no tenía hijos y unos meses atrás, había fallecido su única hermana. A pesar de tener 83 años, era una persona muy activa e informada, y como ávida seguidora de los informativos, estaba al tanto sobre los diferentes y novedosos métodos que los criminales utilizaban para timar a gente mayor como ella.
Sin abrir la puerta, a través de la ventanilla, les pregunta quiénes eran y qué querían. Los hombres se presentan como representantes de la empresa “Nuevo Milenio” y le dicen a Rosario que tienen una propuesta, según ellos, muy ventajosa para ella.
A Rosario le suena el nombre de la empresa por sus constantes avisos en televisión, que muchas veces interrumpen la telenovela Turca que ella seguía desde hacía varios meses.
La Empresa “Nuevo Milenio” era un grupo inversor que compraba casas a un valor menor al del mercado, pero le daban por escrito al vendedor, la seguridad de usufructuar la vivienda de por vida; una vez que el propietario fallecía, la vivienda pasaba a ser de estos empresarios, quienes las volvían a vender a precios superiores a los que invertían al comprarlas.
Este sistema de compra – venta que ya se utilizaba en muchas partes del mundo, parecía ser un buen negocio para la gente que tenía una vivienda propia, ya que recibía una importante suma de dinero y continuaba viviendo en la casa como si siguiera siendo suya. Este tipo de negocio estaba dirigido principalmente a personas mayores, ya que la Empresa no debía esperar muchos años para hacerse de la propiedad; y solas, ya que no se presentaban el inconveniente de contar con posibles herederos.
A pesar de que Rosario, desde que había visto el aviso estaba interesada en el negocio que la Empresa “Nuevo Milenio” ofrecía, se excusa. Los hombres, a través de la ventanilla, le dejan una tarjeta de la Empresa y le proponen que, cuando ella lo considere conveniente, los llamara para discutir su propuesta.
Esa noche, como todos los Viernes, Rosario se juntaba con sus amigas Elena, 85 años; Isabel, 80 años y Aurora, la mas joven de 75 años; todas vecinas de la zona.
Las cuatro eran fanáticas del juego de cartas “Rummy canasta”, o la “Canasta” como ellas le decían, y cada Viernes se juntaban generalmente en la casa de Rosario, para jugar algunas partidas mientras tomaban un “licorcito” de menta.
Durante el coloquio que se armaba cada Viernes, Rosario comenta a sus amigas la visita recibida esa mañana y su casi segura determinación de vender en esas condiciones su propiedad - Igual, yo soy sola y la plata me va a venir bien para dame algún gustito ahora que todavía puedo... - Les dice mientras cierra una “canasta” con su pareja de juego Aurora.
Como Rosario, Elena y Isabel estaban enteradas sobre “Nuevo Milenio” a través de los avisos televisivos, pero Aurora no tenían ni idea de lo que hablaban sus tres amigas. Cuando escuchó lo que hacía aquella empresa, se mostró muy interesada.
Pasan unos días y cuando Rosario estaba en plena limpieza de su casa, sobre el aparador que tenía a la entrada, ve la tarjeta que le habían dejado los dos representantes de “Nuevo Milenio”; en ese momento decide llamarlos y concretar el negocio.
6 meses después, época actual…
Como no tenía familia, las tres amigas de Rosario se encargan del servicio fúnebre de su vecina y compañera de tantos Viernes de “canasta” y licor. En el velatorio, hablan entre ellas - Pobre Rosario, menos mal que pudo hacer el viaje que tanto quería… - comenta Elena sollozando por la pérdida de su amiga.
- Es increíble, estaba tan contenta cuando volvió del viaje… - Agregó Isabel.
- La verdad, cuando me enteré, no lo podía creer… - Dice Aurora - Pero el Viernes ella estaba bien, qué fue lo que le pasó?...
- Dijo el médico que fue un infarto… - Comenta Isabel que parecía ser la que mas información tenía sobre lo sucedido - La encontraron tirada en la sala de su casa; ya no había nada que hacer…
- Quién la encontró? - Pregunta Aurora.
Isabel le cuenta lo que sabía - Te acordás que nos dijo que se le había quemado el calefón?...; bueno, parece que llamó a un técnico y arregló el día y a la hora para revisarlo; cuando el hombre llegó, le pareció extraño que no lo atendiera; se asomó por una ventana y la vio tirada en el piso de la sala… - El propio técnico fue quien llamó al 911, pero cuando llegó la ambulancia, Rosario ya estaba muerta.
Pocos días después del entierro, la gente de “Nuevo Milenio” se presenta en la casa de Rosario y luego de hacer un rápido mantenimiento, la ponen en “venta”.
Isabel, que siempre estaba atenta a todo lo que sucedía en el vecindario, es quién nota lo que estaba pasando en la casa de su amiga Rosario; de inmediato se comunica con Elena y Aurora para juntarse y comentarles lo que había visto.
Durante la charla entre las tres amigas, Aurora les dice que ella también había firmado la venta de su propiedad con “Nuevo Milenio” - Y si chicas, yo soy sola y tengo pensado hacer varias cosas con el dinero que me dan por la venta… - Isabel era viuda pero tenía dos hijos y tres nietos; Elena estaba casada con Alberto, tenía tres hijos y un nieto.
Ocho meses después…
- No lo puedo creer… - Le dice Isabel a Elena - Pobre Aurora…
Aurora Rodríguez había fallecido en un accidente automovilístico. Con el dinero que le había pagado “Nuevo Milenio” por su propiedad, pudo cumplir un sueño que tuvo durante toda su vida, volver a conducir. Hizo un curso de manejo para actualizar sus conocimientos, renovó su libreta de conducción y se había comprado un auto.
Durante un paseo a las sierras de Minas, aparentemente por el reventón de uno de los neumáticos delanteros, perdió el control del vehículo y calló por un barranco; Aurora falleció en el lugar por las heridas recibidas en el accidente.
- Pensar que me había invitado a ir con ella… - Dice Elena - Pero como Alberto estaba con gripe, no pude…
- A mí también me dijo de ir con ella, pero este fin de semana tenía a mis nietos en casa y no podía… - Comenta Isabel pensando que gracias a eso, se había salvado de una muerte segura.
Nuevamente, algunos días después, el personal de “Nuevo Milenio” toma posesión de la propiedad que fuera de Aurora y la pone a la venta.
Isabel comenta - Otra vez esa gente, parecen buitres… - Le dice a Elena viendo como otra casa del “barrio” pasaba a manos de esta empresa.
Una semana después, el timbre suena el la casa de Isabel. Cuando se asoma para ver quién tocaba, ve a una pareja. Al verla, el hombre saca una placa y se identifica como policía. Isabel abre la puerta.
La chica se presenta como la detective Mariana Ruiz y le presenta a su compañero, el detective Alberto Camarotta, ambos pertenecientes a delitos complejos de la policía - Sra. Lopez, usted conocía a la Sra. Rosario Pereira?... - Pregunta la detective Ruiz.
- Claro, éramos amigas… - Contesta Isabel.
Luego de hacerle algunas preguntas mas sobre Rosario, interviene el detective Camarotta - Y a la Sra. Aurora Jiménez?...
Isabel le cuenta que eran amigas y comienza a relatar una historia con detalles que no era relevantes para el caso que estaban investigando - Espere, espere Sra. Lopez, necesitamos que se limite a contestar sobre lo que le preguntamos…
La detective Ruiz mira a su compañero y le hace una seña, intentando hacerle notar que estaba siendo grosero con la anciana. De inmediato dice - Disculpe Sra. Lopez, puede darme una vaso de agua?...
Cuando Isabel va a la cocina en busca del agua, la detective increpa a su compañero - Pará un poco Carlos, es una viejita no un criminal…
- Tenés razón… - Reconoce Camarotta. Cuando vuelve Isabel, el detective se disculpa con ella - Perdón Sra. Lopez, fui algo grosero con usted…
Isabel le entrega el vaso de agua a la detective Ruiz y contesta - No se preocupe joven… - Contesta Isabel sin darle importancia a lo sucedido - Usted no quiere agua, o un tecito? - Le pregunta
Continúan con las preguntas, entonces Isabel toma la iniciativa y les pide que le digan porqué estaban preguntando sobre sus dos amigas muertas. Los detectives le explican que no pueden darle detalles, pero que los datos que les había dado, eran de mucha ayuda para su investigación.
Cuando abandonan la casa de Isabel, los detectives comentan entre ellos - Qué pensás?... - Pregunta Camarotta a su compañera.
- Cada vez estoy mas convencida de que esa gente es culpable… - Contesta.
Al poco rato, mientras Isabel limpiaba el jardín, se acerca Elena. La saluda y enseguida le pregunta - Quiénes eran esos dos que vinieron hacen una rato?...
Dos meses después…
Elena llega corriendo a la casa de Isabel; golpea la puerta insistentemente con un periódico en la mano - Isabel!!!... - Gritaba desesperada, mientras tocaba el timbre y continuaba golpeando la puerta.
Isabel que estaba poniendo ropa a lavar, se altera ante tanto ruido. Reconoce los gritos de su amiga y va hacia la puerta pensando, por la forma en que Elena le gritaba, que algo había malo ocurrido.
Abre la puerta y ve a su amiga desquiciada - Qué pasa mujer?..., porqué tanto escándalo?... - Le pregunta asombrada por el estado de Elena.
Casi sin poder respirar por la agitación que traía, Elena aparta a Isabel y entra a la casa - Dejáme, dejáme…, no puedo mas!!! - Se sienta en el sillón de la sala y respira para recuperar el aliento.
Elena mira a Isabel que a su vez, la observaba intrigada sin saber lo qué pasaba ni porqué su amiga estaba alterada de esa forma - Ahora, me podés decir qué te pasa?...
- Mira!!! - Le dice Elena mostrándole el periódico - Mira!!!... - Insistía.
Isabel lee el titular y el artículo de primera plana: “EMPRESA ESPAÑOLA MATABA ANCIANOS PARA QUEDARSE CON SUS VIVIENDAS”…
Interpol, luego de una investigación que llevó varios meses, dejó al descubierto una importante conspiración criminal con ramificaciones en varios países del mundo.
La operación llamada por Interpol “Muerte prepaga”, reveló una increíble estafa que incluía una serie de homicidios que en su totalidad, sobrepasaban los 25.
La empresa “Nuevo Milenio”, cuya sede central se encuentra en Madrid, era la “fachada” que escondía una realidad totalmente distinta a la que promocionaba en los diferentes países en los que tenía representación.
La empresa Española ofrecía comprar a gente mayor, en su mayoría sin familia, propiedades a un precio inferior al del mercado; a su vez, a través de un contrato se especificaba que los ancianos podían usufructuar de sus viviendas de por vida; de esa forma los vendedores disfrutaban del dinero en vida y la empresa, luego de su muerte, se quedaba con las propiedades a un precio que les dejaba importantes ganancias. Supuestamente, era un buen negocio para ambas partes, donde todos ganaban.
Pero los dueños de “Nuevo Milenio” no estaban dispuestos a esperar a que la naturaleza y el tiempo hicieran su trabajo; comenzaron a tomar en sus manos la decisión de cuándo alguno de sus clientes debía morir.
Contaban con toda una parafernalia armada para tal fin; médicos que certificaban los fallecimientos, agentes policiales que desaparecían pruebas y asesinos profesionales que se encargaban de las muertes parecieran “naturales” o “accidentales”.
Luego de varios casos, donde todos las personas que morían, tenían en común el hecho de haber vendido sus propiedades a “Nuevo Milenio”, se puso en marcha la operación “Muerte prepaga”, con la que se terminó con este aberrante hecho delictivo.
FIN